sábado, 10 de febrero de 2007

Rezar, siempre rezar ...

uestra Señora de Fátima le hizo a Portugal promesas que ya quisiéramos tener para nosotros. Y no es que no pertenezcamos a una de las naciones más favorecidas por la Madre de Dios.
Varias calamidades continentales, pasaron sobre la cabeza de Portugal sin provocarle ni un rasguño, ni agrietar un ápice la gruesa fe de los lusitanos.
La malicia del mundo ahora quiere comprometer el futuro de esta pequeña gran nación, intentando introducir el horrendo crimen del aborto. Tenemos certeza moral, o mejor aún: religiosa, que las naciones que admiten el aborto serán borradas de la faz de la tierra en la misma proporción en que practicaron este nefando crimen.
Portugal ya adoptó en 1984 el aborto terapéutico y alguna variante del denominado aborto “sentimental”, que consiste en disminuir la pena que correspondería a este homicidio agravado, cuando la causa de la comisión del delito fuera la salvaguarda de la salud, o el fruto de la violación de la madre. Esta despenalización parcial ya exise en España, la Argentina, Uruguay y muchos otros países que adoptaron durante la segunda mitad del siglo XIX, los códigos penales masónicos de aquella época.
Lo cual probaría además, que hay que luchar siempre contra las leyes malas o inmorales, porque después ningún gobierno “católico” las abrogará.
Lo que más llama la atención es que, pese a la sospechosa y fementida desaparición del comunismo en los escenarios políticos, al menos en Europa (no en el resto del mundo...), la lucha del catolicismo es, principalmente, contra este gran dragón bermejo, que sigue apoyando matanzas indiscriminadas de seres humanos por el medio que sea; o sea, de cualquier modo.
El comunismo es esencialmente homicida, no hay vuelta que darle. O mata para llegar al poder, o mata por que está en el poder, o mata para conservar el poder, o mata ... para matar. Y este es uno de los errores que Rusia esparciría por el mundo, si no se la ofrecía al Corazón Inmaculado de la Bendita Madre de Dios.
La zurda progre no difiere en nada del comunismo; es igual de homicida, como corresponde a su enrojecida cuna, salvo que aprendió a afeitarse y a limpiarse los mocos con blancos pañuelos de bolsillo, en lugar de los roñosos punzó al cuello, usa perfume francés, cobra sueldazos estatales o recibe sospechosas dietas de inciertas “ONGs”, se dedica en los ratos libres a cultivar el epicureísmo al más puro estilo liberal, y vive en barrios privados.
Antes, vivían también en barrios privados: privados de luz, de agua, de cloacas, de gas ... ¿cómo solucionarán estos problemas de su infancia...? Matando a los pobres, a sus antiguos compañeros de desgracia en la pensión, el inquilinato o la casilla. ¡Valiente generosidad corporativa!
Ahora, le toca el turno al pobre “barrio” portugués, el más pobre de Europa, cuyo pueblo, envilecido por tantos años de gobierno católico, no quería saber nada con el aborto ... Pero al presente, las condiciones de clima político son óptimas, pues las fuerzas rojas se hallan en la plenitud de su potencia parlamentaria, condición necesaria para destruir una nación civilizada sin aviso, sin anestesia, y sobretodo, sin derecho. Es un hecho demostrado que los peores enemigos de un país no son los soldados de una potencia enemiga invasora, sino los propios políticos, como vimos ayer en el caso de Francia en 1940.
Pero la legalidad democrática ofrece un pequeño escollo que, Satanás mediante, podrá solventarse el próximo domingo 11 de febrero merced a una consulta popular que la zurda confía en ganar, y entonces ¡sí! los portugueses lograrían que los abortos los realice el gobierno con fondos proporcionados por los contribuyentes. Por que el aborto será una canallada, pero además es un gran negocio a expensas del erario público ...

—¡Ud. es un exagerado, siempre exagera, todo el tiempo! Todo eso del diablo, los impuestos y todo lo demás, son pamplinas... y nos asustan, dan miedo.

Sea; pero sépase bien que mañana, el día de la consulta popular en Portugal, es el Domingo 11 de febrero, 159º aniversario de la primer aparición de la Virgen en la Gruta de Massabieille, Lourdes, a Santa Bernardita Soubirous. Y ahora ¿quién exagera?

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