sábado, 2 de diciembre de 2006

Muerte

Si eres, muerte, lo más mío
y mi vida lo más tuyo,
si con instantes construyo
mi tumba, hueco de frío,
si ensaya mi desvarío
morir mi muerte en el sueño,
¿me empeñaré en otro empeño?
¿Estaré, muerte, maduro
para el instante inseguro
de adueñarme de tu ensueño?

¿Eres victoria vencida,
o sol sin ningún ocaso?
¿Con mi sombra, a cada paso,
va tu sombra confundida?
¿Cuándo estallará, encendida,
ésta mi cárcel de lodo?
¿Dónde, con quién, de qué modo
llegará, muerte, el momento
de soltar mi voz al viento,
tú en mi nada y yo en mi lodo?

Si es tan incierto el instante
y tu venida tan cierta,
¿cómo velaré a mi puerta
mi vigilia palpitante?
¿Como el amor al amante?
¿Como a la espuma la playa?
¿Como latido que calla
ante el silencio infinito?
¿Como el estertor de un grito
ante el misterio que estalla?


AMEN.

Himnos del oficio de lectura a partir del Lunes hasta el Sábado XXXIV durante el año, Liturgia de las Horas

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